La Comunidad del Idioma

¿Por qué decimos “decembrino” y no “dicembrino”?

 

Para estar a tono con las fiestas de la temporada, quizá haya que recordarle que, aunque para nosotros el mes es diciembre, la raíz de las palabras derivadas o alusivas al mes es distinta: «decem». Tal es el caso de «decembrina».

La raíz de esta palabra no proviene directamente del mes, diciembre, como podríamos suponer. De hecho, diciembre (en latín december-decembris) ya son derivaciones en latín del número diez (decem).

Esto se debe a que en el calendario romano, que también tenía doce meses, december era el mes décimo. No debemos olvidar que el calendario gregoriano que utilizamos tiene su base en el calendario romano, de donde tomó prácticamente todos los nombres, moviendo del décimo al decimosegundo lugar al mes de diciembre. De ahí que en el doce lugar tengamos un nombre cuya raíz proviene de diez. Sigue leyendo

Estándar
Orbis

Mi dolor no es una mariposa

El rencor desinteresado

Desde su ópera prima, Habitaciones sordas, Gustavo Campos se ha dedicado a cultivar el odio, el desamparo, el ocio desinteresado con una suerte de brutalidad poética como si viviera en una obra de Aristófanes. Ha seguido la premisa de Rimbaud: «poetas, hagamos todas las muecas», y su último libro (todavía inédito) es también un gesto, un golpe, un paso furioso entre eso que los otros llaman poesía y la búsqueda genuina de una poética distinta -y distante- que limita con el despropósito, la frase entrecortada, el grito, el murmullo, el ruido, el riesgo de escribir desde la barrera de separación entre el sentido poético y el lenguaje, y Campos ha elegido quedar en el lado de la poesía. Este domingo le regalamos estos poemas de Gustavo Campos, de su libro Desde el hospicio, de próxima publicación, como un gesto que anteponer a los cascabeles y los inagotables villancicos. Hay que aclarar de manera urgente, para aquellos asiduos muy serios de esta sección, que la supuesta desidia e inusitada voz de este joven autor descansa en alusiones felices y que el mismo goza de un excelente buen humor. Las imágenes son de la argentina Susana Elena Fernández Ortiz. Sigue leyendo

Estándar
La Comunidad del Idioma

Bienvenidos a la blogósfera

Prueba de la resistencia de la normativa española en la incorporación de los neologismos es la palabra «blog».

Las Academias de la Lengua han rehusado registrarla quizá por el recorrido que este término ha tenido en tan corto tiempo. De ahí que «blog» no está en el diccionario de la RAE, y el Diccionario panhispánico de dudas registra el término y lo remite a «bitácora». Lo justifica así: «bitácora. ‘Armario, junto al timón, donde está la brújula’. Se emplea a menudo en la locución cuaderno de bitácora, ‘libro en que se apunta el rumbo, la velocidad, las maniobras y demás accidentes de la navegación’. A partir de esta expresión, se ha tomado la voz bitácora para traducir el término inglés weblog (de web + log(book); abreviado, blog), que significa ‘sitio electrónico personal, actualizado con mucha frecuencia, donde alguien escribe a modo de diario o sobre temas que despiertan su interés, y donde quedan recopilados asimismo los comentarios que esos textos suscitan en sus lectores’. La equivalencia (cuaderno de) bitácora se halla bastante difundida en español y traduce con precisión el término inglés log(book)». Sigue leyendo

Estándar
La Comunidad del Idioma

Eso que hay detrás de las palabras

Recuerdo una frase de uno de los cuentos de Cabrera Infante, «y debajo de las palabras carbonell41.jpgcorrían otras palabras». De algún modo esa premisa se aplica a los textos poéticos y narrativos y a toda materia sugerible, aquella que no puede ser señalada por un lenguaje denotativo (como la sensación de asfixia en lugares cerrados) y la que se usa así a pesar de poseer una palabra que la determine, decir por ejemplo que el sol es el ojo del cielo. Sigue leyendo

Estándar
La Comunidad del Idioma

Confusiones de la palabra colonizar

 

Uno nunca sabe de dónde saca la gente sus ideas. No es que sea una mala costcarbonell2.jpgumbre, pero es probable que usted sin querer se encuentre conversando con una persona que ha encontrado una respuesta para cada problema de esta vida y de otras, a fuerza de una voluntad ciega adherida a certezas más ciegas que ella.

Es parte de la naturaleza latinoamericana idear un universo particular, sus leyes, sus causas y consecuencias, sin salir jamás de su casa y casi sin atravesar el umbral de una biblioteca o una escuela, o a pesar de eso.

No sé por qué me sorprendí, pues, cuando un amigo me preguntó si podía usarse el verbo «colonizar» para designar la acción de poblar una zona. Me pregunté qué otra acción podría describir esa palabra sino exactamente esa y, entonces, indagué sobre el motivo por el cual se podría discriminar esa palabra o qué acción tan precisa era aquella que no estaba incluida por completo en ella. Sigue leyendo

Estándar
Orbis

De niño, uno piensa que escribir puede ser divertido: Daniel Alarcón

picture-065.jpgGentileza de la casa editora Santillana, colocaron una silla más al lado de la mesita para firmar libros. La silla nueva era para mí, el que firmaba libro tras libro y respondía preguntas de todos lados era Daniel Alarcón.

Reparo en la leyenda en su playera: Pinochet ha muerto… paro en el infierno.

Con apenas dos libros en su haber, escritos en inglés, y contados 30 años, Alarcón ha irrumpido en las letras inglesas e hispanas como un inustado híbrido anglolatinamericano; es, de algún modo, el futuro. «Soy cien por ciento latinoamericano y cien por ciento gringo, no es para nada raro entrar por la puerta norteamericana porque es una puerta que también me pertenece», aclara. Sigue leyendo

Estándar
Orbis

Mis novelas nacen al final de la historia: Luis Leante

picture-067.jpgLe tocó esperar su turno de pie, tranquilo y casi anónimo, antes de sentarse a autografiar sus libros. Su rostro no es tan conocido como el de otros consagrados, pero ya lleva diez años de publicar novelas y varios premios, incluso uno de los más prestigiosos, el Premio Alfaguara 2007 por su novela Mira si yo te querré. Ganar un premio es un año lejos del oficio de orfebre para ocupar el mostrador y la vitrina, pequeñas concesiones para un escritor joven y lleno de historias. Igual, ahora mismo habrá completado una ruta que lo llevó a 19 países este año. Nos hizo un espacio mientras firmaba libros y, claro, hablamos poco.

¿Crees que tuviste que esperar demasiado para recibir este premio?

La verdad es que nunca se sabe. Creo que el premio ha llegado en el momento justo; no es mi primera obra y tampoco estoy al final de mi carrera. Para mí es el momento ideal, sí es verdad que he tenido que recorrer un camino largo, pero me parece que era el momento ideal.

Sigue leyendo

Estándar
General, Orbis

Este es un libro doloroso: Faciolince

Quizá la figura más importante que paró en la Book Fair de Miami 2007 fue el colombiano Héctor Abad Faciolince, autor de El opicture-069.jpglvido que seremos, el libro más vendido de la temporada. Pude saludarlo y conversar a trechos con él, mientras iba a atender compromisos para la televisión. A última hora decidió suspender las entrevistas, pero no las conversaciones, y suerte mía que era parte de la escolta del director de Planeta Publishing y de tramo en tramo fui completando su perfil.

Aunque ya había escrito novelas ingeniosas y memorables, como Basura, con la que ganó el inverosímil premio de narrativa innovadora, pasará mucho tiempo para que Faciolince se deshaga de la sombra de El olvido que seremos, un libro que se abre a múltiples lecturas: es una biografía casi mesiánica de su padre, asesinado por sicarios; es también el reflejo de una época, con el entorno inmediato de las grandes contradicciones familiares, hasta el amplio espectro de la Colombia preguerrillera, y es también una suerte de retrato del artista cachorro. Muchos que se detuvieron a pedir su firma tenían referencias claras y otros ya habían leído el libro. Escribir este libro fue un proceso doloroso, me dijo.

Sigue leyendo

Estándar